Federico Jimenez losantos

La tragedia griega
La Acrópolis hecha Necrópolis

Nunca en la historia de la humanidad un grupo humano tan reducido como el de la Grecia clásica fue capaz de crear tanta belleza, de sembrar tanto talento y de alumbrar tantas y tantas posibilidades de libertad.

Aunque el socialismo despreciara las libertades como burguesas, la izquierda no totalitaria (que la ha habido), y la derecha defensora de la libertad individual (que no toda lo ha sido) se veían hijos de aquella Grecia y condenaron el primer régimen comunista del mundo: la URSS de Lenin, cuya bandera roja con la hoz y el martillo es la de Josif Stalin, Mao Zedong, Honnecker, Guevara, Castro, Pol Pot, Kim Il Sung, Ceaucescu, Ho Chi Minh, etc.

Cien millones de muertos, pobreza y represión es el balance de la experiencia comunista.

La extrema izquierda griega afrentó la Acrópolis con la bandera roja de su Necrópolis y anunció el asesinato de tres personas en el incendio de una sucursal bancaria, pese a que como denuncia Santiago González en su blog, la prensa se haya empeñado en no llamar asesinos a los asesinos.

El periodismo progre (valga la redundancia) ve mejor a Aristóteles corregido por la Cheka.

Inútil reunión en Moncloa
Dos atriles, dos vacíos

De la calamitosa reunión de Zapatero con Rajoy en La Moncloa no ha salido ningún pacto de fondo sobre algo.

Sólo se pusieron de acuerdo en no obstaculizar a Isidro Fainé, presidente de La Caixa, que, con el respaldo de Rodrigo Rato, presidente de Caja Madrid, quieren poner claridad en las fusiones y ahorrar elementos de politización bochornosos en las cajas, que son la mitad del sistema financiero español y la más morosa.

Mejor sería que nombrara vicepresidente económico a uno de los dos, pero nos conformamos simplemente con que no los encarcele.

Claro que para ese acuerdo, que a saber si aceptarán PP y PSOE, no hacía falta el photo call de La Moncloa.

Sin embargo, Zapatero añadió un curioso elemento de intriga a su insobornable incompetencia cuando un ujier colocó dos atriles para lo que parecía una rueda de prensa conjunta. No obstante, al rato apareció de nuevo el probo empleado y se llevó uno de los dos atriles.

Luego salió Rajoy diciendo que la economía está mal y Zapatero diciendo que está mejorando mucho. Dos discursos, dos vacíos.

Pero el misterio de los dos atriles sigue sin explicarse. ¿Se pactó y se despactó? A saber.

'Coche bomba' en Times Square
El terrorismo vuelve a NY

Sólo la impericia del asesino y la buena suerte de los que frecuentan Times Square en búsqueda de los formidables musicales neoyorquinos impidieron una matanza de terrorífica magnitud. Faisal Shahzad, norteamericano de origen pakistaní, había viajado dizque para visitar a la familia en Pakistán, y en realidad para recibir un cursillo de terrorismo de cinco meses. Pero la furgoneta cargada de explosivos y aparcada junto a un paso de peatones no llegó a explotar y pese a la nula colaboración de la línea de aviación Emirates, qué casualidad, que incumplió la ley y no actualizó la lista de pasajeros a los que se debía impedir el vuelo, Faisal fue capturado cuando trataba de escapar de los USA.

Ha sido muy criticada la poca agilidad de la burocracia antiterrorista nacida el 11-S. Y lo peor es que si este episodio ha acabado bien, la vulnerabilidad de las democracias queda archidemostrada. También que el coqueteo terrorista de un sector de los musulmanes de los USA, incluidos clérigos radicales afroamericanos, son algo más que una anécdota arrojadiza contra los Obama, que los frecuentaban.


Exigua victoria conservadora
Los avatares de Cameron

El Partido Conservador de David Cameron ha ganado en Gran Bretaña. Pero de ganar a formar Gobierno hay mucho trecho y de formar Gobierno a poder gobernar hay gran diferencia.

Su homónimo cineasta ha triunfado comercialmente con Avatar, pero la película es ecososa. Sin embargo, el férreo guión de Cameron en Titanic le vendría bien a David Cameron para evitar el suyo. El conservador despilfarró la enorme ventaja que llevaba en las encuestas al laborista Brown presentándose como un Rajoy afeitado. Gordon Brown, horrible candidato y acaso horrible persona, remontó al final por lo mimosín de Cameron y lo norit de Clegg, líder de los lib-dem que, tras ganar un debate en TV, fue colocado mediáticamente en el 10 de Downing Street.

En realidad ha perdido escaños, pero la escuálida victoria de Cameron lo convierte en amo del cotarro. Brown se niega a la mudanza (horrible experiencia) y busca una alianza balear: liberales, nacionalistas escoceses y galeses, verdes y la abstención del Sinn Feinn. Lo probable es que Cameron no pueda gobernar como la crisis necesita y que pronto haya nuevas elecciones.