¡CAMPEONES!!!!!!

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lunes, 5 de julio de 2010

Carlos Cuesta

Huelga de pijos

Dos millones de usuarios paralizados en su deseo de trabajar; un coste de más de tres millones de euros por día; y la exhibición continua de amenazas como "entraremos a matar", "la huelga es un arma" o vamos a "reventar Madrid". Todo ello galardonado con la violación sistemática de la ley de servicios mínimos. Es la lamentable foto de una huelga que se ha convertido en una de las mayores e inaceptables paradojas. Porque a quienes protestan, todos -parados y no parados- les hemos pagado un parapeto frente a la crisis. Porque nunca estarán entre los 4,6 millones de desempleados oficiales, ni entre las 430.000 personas adicionales que han dejado de buscar empleo por pura desesperación. Y porque quienes amenazan bajo el supuesto nombre de "obreros" no son sino privilegiados de rentas acomodadas y prebendas incalculables, pese a contar con una baja cualificación.

Se quejan de su sueldo. Y su salario medio es de 33.000 euros anuales, 3,5 veces el SMI, dos veces el sueldo de un mileurista y 7.000 euros superior al salario medio español. Los conductores -1.980 en total- elevan este sueldo hasta 38.000 euros.

Se quejan de pérdida de derechos. Y disfrutan de 11 permisos anuales por empleado para asuntos personales -seis, con derecho a retribución-, hasta 42 días libres al año, póliza de seguro colectivo de vida, horario laboral flexible en oficinas, reserva del puesto de trabajo durante la excedencia por cuidado de hijos menores en acogimiento, dietas de comida, ofertas en establecimientos comerciales, préstamos personales sin intereses, créditos para la compra de vivienda y hasta tarjeta regalo para sus hijos en la -poco laica- fiesta de Reyes.

Se quejan de un recorte del 2,15% de sus ingresos. Y la tasa de paro de los jóvenes con su formación -FP1 y graduado escolar- se eleva hasta casi el 50%. Se quejan de unos supuestos servicios mínimos abusivos y falta de respeto a los sindicatos. Y Metro de Madrid tiene 50 liberados sindicales, de los que 10, los miembros del Comité de Huelga, no pueden ser sancionados.

Se quejan de su trabajo. Y su empresa, de ámbito casi local, cuenta con 7.610 trabajadores, lo mismo que Cortefiel para toda España. Se quejan de explotación. Y cada día del año, un 5% del personal no acude a trabajar por estar, teóricamente, enfermo.

¿Cuánto tiempo más tendremos que aguantar las bravuconadas de privilegiados desagradecidos que derrochan el dinero de los contribuyentes? ¿Cuánto tiempo más habremos de soportar huelgas de auténticos pijos que se enfadan porque su papá -en paro- ya no les puede pagar los lujos de los que siempre se han beneficiado?

Como dirían ellos: ¡Basta ya!

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