¡CAMPEONES!!!!!!

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martes, 17 de mayo de 2011

David Gistau

'Yes we kill'

Mientras los votantes de Obama salen a la calle a remedar los festejos que suceden a una victoria deportiva, sus admiradores españoles se han quedado desconsolados por la pérdida de un póster progresista. Como apunta Zabala, habrían preferido que los SEAL descendieran del helicóptero a entregar a Bin Laden una citación para comparecer ante el juez Garzón y que luego se hubieran ido disculpándose por el ruido. Todo un antagonismo psicológico, el de una sociedad cuya cohesión ante el enemigo trasciende complejos y banderías, y otra que, cuando sufrió el 11-M, declaró enemigo a su presidente y casi pidió perdón al yihadismo por haberle obligado con sus malas acciones a castigarla.

Averiguado que lo que podía el Yes We Can era matar, resulta imprevista la acción ejecutiva con la que Obama por fin se vuelve más grande que su retórica y entra en la Historia. En el marco de una guerra global que él asumió, la conmoción por esta muerte es comparable a la de Hitler, de quien no hubo cadáver. Pues en ambos casos formaron parte los EEUU del pelotón spengleriano que acudió para defender la civilización occidental de una amenaza cierta. Y ello, mientras los mismos que se compadecen del trato recibido por Bin Laden ni siquiera son capaces de aceptar que, en esta guerra mundial, los cafés donde se juntan no los asegura la retórica progre, sino el helicóptero de los comandos. Éste es el mensaje que les lanza hasta Obama, de quien ahora hacen apostasía, preguntándose cómo hacer llegar a la yihad un mensaje de yo no he sido. Ha habido tiempo incluso de constatar que muchos de los que trasladaron a Bin Laden el prestigio de azote anti-imperialista que durante muchos años adornó al Che, ahora se aferran a la ocultación del cadáver para propagar una mitología de la presencia del ausente tan friki como la de Elvis Presley. Ya acusan la nostalgia del buen salvaje redentor, hay que ayudarles a encontrar otro porque este golpe moral, sumado al de la caída del Muro, les deja demasiado solos.

En su formidable discurso a la nación, Obama dijo que esto demuestra que EEUU es capaz de toda hazaña. Es decir, que la ejecución de Bin Laden debería ser un catalizador anímico, exactamente como la llegada a la Luna, que confirmó a la URSS su derrota tecnológica. Subir a la Luna o bajar a las cuevas y a las mansiones, defendiendo una misma idealización. Obama es la última representación de esa potencia americana que Whitman vio en los pioneros y Mailer en los pasos lunares de Armstrong: la fuerza del ego. La supervivencia de Bin Laden era algo insoportable para el ego colectivo, además de para toda noción de justicia.

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